Estrés, cansancio, mal humor, ¿te suena familiar?
Pasamos los días tan metidos en nuestra rutina y en los problemas cotidianos que solemos olvidar que en nuestras manos tenemos un poder increíble, capaz de darle la vuelta a cualquier situación en la que nos encontremos; ese poder es nuestra actitud.
Cambiar nuestra actitud es un esfuerzo consciente de todos los días. No basta con querer hacerlo, hay que decidir hacerlo.
Puede sonar difícil, pero en realidad es más sencillo de lo que piensas, solo es cuestión de crear hábitos positivos, pequeños ajustes en tu rutina que, con el paso del tiempo, harán toda la diferencia en tu vida y en tu actitud. Algunos de estos hábitos son:
1.- Agradece
Diversos estudios han demostrado que el acto de agradecer tiene efectos positivos en nuestro cuerpo y en nuestro estado físico.
2.- Planea
Tener la actitud correcta significa estar en control de ti mismo, aun cuando no puedes controlar la situación en la que te encuentras. Y la realidad es que hay muchas cosas que salen de nuestro control, pero hay muchas otras que sí podemos manejar. ¿Cómo? Planeando.
Planea la noche anterior tu rutina del día siguiente, desde qué te vas a poner, hasta qué vas a desayunar y a qué hora deberías salir para llegar a tiempo. Esto te ahorrará estrés innecesario y te ayudará a comenzar tu día con una mejor actitud.
También es importante planear tus prioridades del día o de la semana: en qué te vas a enfocar y qué te gustaría lograr. Entre más realistas sean tus metas, más fácil las conseguirás y menos te frustrarás.
3.- Hidrátate
Muchas veces el malhumor o el cansancio no son otra cosa sino señales de deshidratación. Nuestro cuerpo está hecho de agua y, por lo tanto, necesita de este líquido vital para estar al máximo.
Lo mejor es tomar agua natural, en vez de bebidas azucaradas que te dejan con más sed y más cansancio por lo picos de glucosa que ocasionan. Ahora bien, si el agua natural te parece muy ‘simple’, agrega un par de gotas de algún aceite cítrico como Naranja (comprar), Lima (comprar) o Limoncillo (comprar) y, ¡listo!.
4.- Haz una pausa y… ¡respira!
El decirte que respires puede sonar bastante obvio, pues si dejases de hacerlo no podrías sobrevivir, pero el punto es hacerlo de forma consciente como método de relajación y como una técnica muy sencilla que te ayuda a estar presente en el momento.
El hecho de inhalar y exhalar conscientemente, contando el tiempo en que lo haces y sosteniendo la respiración entre uno y otro, te obliga a hacer una pausa en tu día y a darte cuenta de que nada es tan urgente ni tan importante como tu bienestar…
¿Te animas a intentarlo?
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